Somos muchos los que nos acercamos a este conocimiento ancestral y en alguna manera trabajamos con ello, unas veces como sesiones únicas y exclusivas de Reiki. Otras, la mayoría, como complemento que nos ayuda con otras terapias. Pero también, casi sin querer, existe una forma de aplicarlo, incluso desde el desconocimiento total, como hacemos los padres y madres con nuestros hijos cuando les duele algo y de forma casi intuitiva ponemos nuestras manos sobre ellos queriendo aliviar su dolor y malestar. Ponemos nuestra intención en querer aliviar, sin querer, hacemos esa “llamada al universo y energía divina” para que alivie el sufrimiento de los que más queremos. Pues bien, más allá de símbolos y protocolos ancestrales, eso también es Reiki. Esa “llamada” y esa “intención inconsciente ” que en estos casos hacemos todos y que hemos recibido también , es una habilidad innata al ser humano que nos acerca al Reiki de forma intuitiva y natural.
Hoy os traigo un articulo de Arístides Dumas, compañero y maestro de Reiki entre otras muchas cosas. En él habla de un tema que crea mucho debate y cada uno tenemos nuestra opinión y espero expreséis. En este artículo habla precisamente de esto ¿qué hacer cuando aprendes Reiki? cómo trabajar con ello y sobre todo la discusión se centra en cuánto y cómo cobrar por ello o si se debe o no hacerlo.
A mi entender todas las opciones son licitas, tanto el que lo hace de forma altruista como el que cobra por ello. El cobrar por ello y el simbolismo que tiene, para mi, este intercambio por el tiempo, la dedicación, el acompañamiento y la experiencia de la persona que lo realiza, supone un esfuerzo y compromiso por ambas partes. Por un lado, el que lo da, tiene la obligación, la profesionalidad y el compromiso consigo mismo y con esta herramienta. A la que debe cuidar, trabajar y entrenar, no solo con la práctica sino con un tipo de vida estable y saludable. Debe ser muy honesto consigo mismo y con la persona propuesta para este intercambio. Por otro lado, el que lo recibe, adquiere también su compromiso en forma de intercambio, monetario en este caso. Esto le hace valorar todo lo mencionado anteriormente y adquiere un valor para si mismo por el esfuerzo que a él le supone ganar ese dinero. Todo esto crea una simbiosis entre ambos dotando de un “valor” que beneficia a ambos y dota de cierta seriedad a este tipo de sesiones. El “intercambio” no siempre tiene que ser en forma de dinero, hay muchas formas en las que podemos agradecer este trabajo con nuestro esfuerzo en forma de “trueque”, esto ya queda a la imaginación de cada uno. También es verdad que muchas veces esas sesiones deben disponer de entornos y espacios adecuados, con material para ello, para poder crear la atmósfera adecuada de paz y relajación. Estos espacios suponen un esfuerzo extra que hay que mantener. Hablamos siempre de gente sería y con capacidad crítica de si mismos, de su trabajo y capacidades.
Este artículo de Arístides Dumas dice así:
¿Qué puedes hacer cuando aprendes Reiki?
Estaba revisando mis suscripciones de Linkedin a mis grupos profesionales y encontré una discusión muy interesante. Su título “How much for a Reiki session?”. En castellano “¿Cuánto cuesta una sesión de Reiki?”.
La persona que inició la discusión la abría con la siguiente pregunta: “Hi, I’m curious to know what you charge to give a reiki session.” es decir “Hola, tengo curiosidad por saber lo que cobran para dar una sesión de Reiki.”
Me sentí motivado por esta discusión, pues he oído muchísimas opiniones acerca lo que puedes o no hacer como practicante de Reiki o reikista. Entre otras:
- No debes cobrar por una sesión de Reiki
- Sólo debes pedir una donación voluntaria
- No puedes pedir una donación voluntaria, sino que debe salir de la persona
- Reiki es espiritual y por eso no debes cobrar
- Puedes cobrar, pero no mucho
- Puedes cobrar lo que creas que es justo
- Puedes cobrar lo que creas que vale tu trabajo
- Sólo puedes cobrar por tu tiempo
La verdad que me sentí bien cuando vi que la discusión no se centraba en la dualidad cobrar/no cobrar, sino que se centraba realmente en el monto que debías cobrar.
Lo más importante que noté es que había dos temores entre los reikistas:
- Los reikistas de poca experiencia, cobrando precios muy altos, como los reikistas con mayor experiencia y preparación
- Los reikistas que cobran muy poco para atraer clientes y que terminan devaluando la práctica de Reiki
En mi opinión, una vez que has aprendido Reiki, puedes usarlo de muchas maneras diferentes, dependiendo de tus motivaciones, y aspiraciones.
En este sentido es similar a cantar. Una vez que aprendes a cantar:
- Puedes cantar en la ducha gratis, sólo para ti (Ej. Usas Reiki para ti mismo)
- Puedes cantar gratis de vez en cuando, para tu familia y amigos (Ej. Aplicas Reiki para tu familia y amigos)
- Puedes cantar en una iglesia como un regalo espiritual para tí y para tu comunidad, también gratis (Ej. Regalas Reiki a quien desees y participas en jornadas gratuitas de sanación)
- Puedes cantar regularmente en el bar del pueblo, más cercano, por unas copas o por algunos dólares (Ej. Eres un terapeuta de Reiki principiante, que está comenzando)
- Puedes cantar para alguna disquera comercial y hacer más dinero o hacer mucho dinero (Ej. Eres un Maestro de Reiki que multiplica Reiki de una manera diferente a la de un terapeuta)
- Puedes cantar en tu propio show en vivo, frente a miles de personas, convertirte en una estrella y ganar millones (Ej. Un Reikista que se ha convertido en un consultor para los medios, con su propio show, dando ayuda espiritual a las personas)
Ninguna de estas opciones es mejor que las otras. Ni en el canto ni en el Reiki. Todo depende de cuán listo estás y cuánto quieres tomar uno de esos puestos.
Fuente: http://www.aristidesmolina.com/